sábado, 2 de junio de 2012

Mis Sentencias Ejemplares

No hay ningún político de Granada que pueda decir que no saben que hay sitios en los que se vende alcohol a menores. Incluso hay fiestas que se anuncian en la radio, y eso lo he escuchado yo, en las que se premia a los chavales con una copa por cada suspenso que acrediten.

Emilio Calatayud, titular del Juzgadode Menores número 1 de Granada

Acabo de terminar de leer el libro del mediático juez titular del Juzgado de Menores número 1 de Granada Emilio Calatayud Mis Sentencias Ejemplares en el que el juez rememora algunos de los casos más curiosos e impactantes de su carrera. Emilio Calatayud adquirió notoriedad nacional en el año 2000, a raíz de una sentencia en la que condenó por robo a Agustín, un menor de 14 años de edad, a dejar de ser un iletrado, es decir a aprender a leer y escribir. El propio juez lo explica así: "éramos conscientes de que la prioridad era sacar al muchacho del pozo del analfabetismo, y recuperé una vieja idea que ya había puesto en práctica antes con el Jiñao, otro que tal". En su momento la noticia de tan excéntrica sentencia causó un gran revuelo y alguna que otra polémica. Pero en realidad el juez no hizo otra cosa que adelantarse a lo que establecería más tarde la Ley de Menores, que actualmente contempla y regula las tareas socioeducativas como vía para recuperar a delincuentes menores. La sentencia a Agustín catapultó al juez al estrellato de la noche a la mañana. Un estrellato no precisamente evanescente, ya que durante algunos años, quizá actualmente ya no tanto, los medios de comunicación se hacían eco repetidamente de muchas de sus sentencias, y todas con el mismo espíritu: tratar de recuperar al menor para la sociedad, haciéndole recapacitar acerca de sus acciones y concediéndoles una segunda oportunidad. La inmensa mayoría de ellos la aprovecharon.

La piedra angular de esta manera tan particular de ejercer justicia se apoya en el convencimiento de que "el menor siempre es una víctima, incluso una víctima de si mismo."

El libro del juez es un inagotable compendio de anécdotas truculentas, historias asombrosas, sentencias singulares y finales felices. Como la historia de seis chavales condenados a recorrer el Camino de Santiago que también tuvo una gran repercusión mediática, o la de algunos menores que para purgar sus faltas menores debieron prestar su apoyo a los balseros que llegaban a la costa granadina, y especialmente a los niños patera, esos pequeños que son el máximo exponente del naufragio social que supone el tráfico de seres humanos entre África y Europa.

Es un libro que os recomiendo de veras, ya que es divertido, educativo, fácil de leer y nos enseña el verdadero valor de la palabra rehabilitación, ya que todos, en alguna que otra ocasión, hemos necesitado que nos concedieran una segunda oportunidad para poder redimir nuestras faltas y convertirnos en miembros valiosos de la sociedad.

Saludos a todos.